Pero estos grandes principios de la Ley Natural, que todos llevamos impresos en el fondo de nuestros corazones, Dios quiso aún promulgarlos, por el ministerio de Moisés, en el Decálogo.
Para comprender más a fondo en qué se fundamenta la institución de la familia y el matrimonio, vale la pena recordar brevemente la noción de lo que es el Derecho Natural y la Ley Divina. Hoy vivimos ahogados en leyes, decretos, reglamentos, circulares administrativas, etc. El Estado legisla con una abundancia y una velocidad torrencial. Todo poder nos parece que emana única y exclusivamente de esta fuente tan prodigiosamente caudalosa. Nada más equivocado.