Para mí rezar el rosario me trae recuerdos de mi niñez. En el pueblo y con las abuelas; las noches de invierno, después de cenar junto al fuego del hogar…
Después las abuelas se fueron al cielo y yo pasé a vivir en la ciudad. Los deberes, el estudio y otra clase de vida terminaron con esa costumbre.
Ahora, madre de una chica de veintitrés años y un chico de quince, tengo tiempo por la noche para rezar. Esperando que lleguen de sus salidas los viernes por la noche, cuando sus exámenes o si se enferman, con la ayuda del Rosario no tengo tanta angustia… María Natividad – Baleares.