Cardenal Antonio Cañizares Llovera, Arzobispo de Valencia: Muchas gracias por enviarme el folleto "Los deberes en la familia", que el Instituto Familia y Vida - S.O.S. Familia acaba de publicar. Agradezco todo el trabajo que realizan y rezo por el bien de la familia y el matrimonio. Cordialmente, en Cristo Jesús. (13-10-2014)
Cardenal Lluís Martínez Sistach, Arzobispo de Barcelona: Muchas gracias, D. Fernando por su carta de 14/9 y por el folleto. Gracias por su trabajo. Lo paso a la Delegación de Pastoral familiar. Cordialmente.
Mons. Julián Barrio Barrio, Arzobispo de Santiago de Compostela: Reciba mi cordial agradecimiento por el envío del folleto Los Deberes de la Familia que ha tenido la bondad de enviarme. Es sin duda un buen instrumento de formación que hará mucho bien en el acompañamiento de las familias y de aquellas personas que se preparan para el matrimonio. Con los mejores deseos, le saluda con afecto y bendice en el Señor. (17-9-2014).
Mons. Atilano Rodríguez, Obispo de Sigüenza-Guadalaja: Agradezco muy sinceramente su carta y envío del folleto "Los deberes de la familia". Reciba mi felicitación más sincera por el contenido del folleto y por la claridad de la exposición. Si puede enviarme 200 ejemplares más, me vendrían muy bien para repartirlos en las parroquias de Guadalajara. Con mi sincero afecto y gratitud, reciba un cordial saludo y mi bendición. (16-9-2015).
Presentación de Mons. Mario Iceta Gabicagogeascoa, Obispo de Bilbao y presidente de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española.
Los deberes en la familia constituyen una cuestión muchas veces olvidada pero de fundamental importancia para que la comunión de vida y amor que ella constituye, se consolide y fructifique. Quizás sea un tópico constatar que hoy en día se habla mucho de derechos y libertades, pero se silencia lo que estas realidades conllevan como son la responsabilidad y el deber.
El texto que se presenta, parte de la maravillosa realidad del matrimonio y la familia, concebidos como comunidad de amor, sacramento del amor de Dios, ámbito humanizador de primer orden, célula básica y vital de la sociedad.
En la publicación que el lector tiene en sus manos, se recuerdan aquellos deberes que se derivan de la realidad esponsal de los cónyuges: la mutua ayuda de los esposos dentro de sus ámbitos específicos de fidelidad y consecución del bien material, corporal, psíquico, espiritual de toda la familia.
De la vocación a la paternidad y maternidad de los esposos, como “ministros de Dios”, colaboradores en la transmisión de la vida, emanan obligaciones para con los hijos. En la familia los hijos perciben no sólo el amor de sus padres, sino también el amor de Dios como un don gratuito e incondicional, más allá de las cualidades personales, donde se adquiere la conciencia de lo que es ser hijo.
El hogar es el lugar antropológico donde se dan las condiciones de crecimiento personal de los niños, santuario de la experiencia genuina y primordial del amor.
También los hijos adquieren una responsabilidad y, por tanto, unos deberes en el seno de la familia. La veneración, respeto, obediencia, amor y gratitud hacia los padres ha sido puesta en evidencia por el mandato del Señor “honra a tu padre y a tu madre” (Ex 20, 12). Los hijos están llamados a “aportar” en la vida familiar, no sólo a recibir.
El cuidado de los padres en la ancianidad y la ayuda en los momentos de dificultad, es un deber de gratitud.Por último, un apartado es dedicado a los abuelos. Los ancianos constituyen la memoria, la sabiduría y la experiencia de la familia, testimonio de fidelidad y entrega sostenida a lo largo de años.El cuidado de los abuelos, su participación en la vida familiar, principalmente cuando llega el decaimiento físico o psíquico constituye un espléndido testimonio del santuario de vida y amor que es la familia.