Estimado/a lector/a:
¿Qué más podemos hacer?
Muchas veces usted, como yo, se habrá hecho esta pregunta respecto al dramático proceso de destrucción de la familia que afecta a España y, en tantas ocasiones, a personas queridas de nuestro alrededor.
En todos los campos donde la familia y la vida está siendo atacada, hemos actuado: telebasura, pornografía, revolución sexual, divorcio, destrucción legal y social del matrimonio, aborto, limitación antinatural de la natalidad, manipulación de embriones, clonación, suicidio demográfico, calidad de educación, enseñanza religiosa, adoctrinamiento escolar, etc.
Entretanto, no cerremos los ojos. Con avances y retrocesos, la revolución cultural, moral y legal que ataca a nuestras familias y a nuestra sociedad continúa implacablemente su curso y es necesario una solución que depende más de Dios que de los hombres.
Sobre esto tengo una propuesta muy eficaz y sencilla que responde a mi pregunta inicial: ¿Qué más podemos hacer? La carencia de familias unidas y de hijos es una de las causas más importantes para la ausencia de vocaciones religiosas.
Por otra parte, la insuficiencia de buenos sacerdotes es una de las principales razones para que la familia no reciba el mensaje, el ejemplo, la moral y la gracia de Nuestro Señor Jesucristo.
¿Qué le propongo? Una gran campaña de oración por las vocaciones religiosas. Si Vd. tiene alguna duda sobre la eficacia de esta iniciativa, le voy a contar un ejemplo histórico impresionante.
En un pueblo del norte de Italia, con pocos miles de habitantes, llamado Lu, en el año 1881, cuando arreciaba el anticlericalismo, algunas madres tomaron una decisión de grandes consecuencias.
Comenzaron a reunirse todos los martes para adorar al Santísimo Sacramento y rezar por las vocaciones. Gracias a la oración llena de confianza de esas “madres rezadoras”, de este pequeño pueblo surgieron 323 vocaciones a la vida consagrada. 152 sacerdotes y religiosos y 171 religiosas, miembros de 41 congregaciones.
El ejemplo más famoso fue de los Rinaldi. El Señor llamó a siete hijos de esta familia. Dos hijas se consagraron como religiosas salesianas y cinco hijos fueron sacerdotes. El más conocido fue el P. Filippo Rinaldi, tercer sucesor de don Bosco, beatificado por Juan Pablo II el 29 de abril de 1990.
La oración que los padres y las madres de familia recitaban en Lu era muy simple:
¡Señor, haz que uno de mis hijos llegue a ser sacerdote!
Yo mismo/a quiero vivir como buen/a cristiano/a
y quiero conducir a mis hijos (nietos) hacia el bien, para obtener la gracia
de poder ofrecerte, Señor, un sacerdote santo. Amén.
¿No le parece a Vd. que esta es una bonita labor complementaria a toda la acción que S.O.S. Familia ha desarrollado hasta hoy?
Solicite muchas estampas con esta la oración para distribuir en la sección Pedidos o por teléfono, al 91 552 7823 o 618 412 605. Puede también verla aquí e imprimirla.
La necesidad de sacerdotes y de almas consagradas es inmensa. No hay diócesis ni institución religiosa que pueda decir que le basta con los que tiene.
¿Cuántas parroquias sin sacerdote propio? ¿Cuántos conventos semivacíos? ¿Cuántas capellanías de hospitales, colegios, militares y de presidios sin pastores suficientes? ¿Cuántas obras sociales sin manos consagradas suficientes para atender las crecientes necesidades que nuestra sociedad en crisis va generando?
¿No falta al mundo de hoy contemplativas, orantes y penitentes que obtengan de Dios, por la intercesión de la Santísima Virgen, gracias extraordinarias para la regeneración de la institución familiar?
Como Vd. ve, no es suficiente nuestra acción concreta. Sin la ayuda de Dios, es una batalla perdida. “Si el Señor no custodia la ciudad, en vano velan los guardias” (Ps. 127 (126), 2).
Por todo ello le invito de todo corazón a que Vd. participe de esta gran cruzada de oraciones, pidiendo muchos y santos sacerdotes, religiosos y religiosas.
Para comenzar, hemos editado sesenta mil estampas con la breve oración de las fervorosas madres de Lu, teniendo como intercesora la Virgen del Buen Consejo, piadosa y milagrosa imagen que se venera en otro pueblo de Italia, Genazzano. Ver e imprimir.
Rezar todos los días esta pequeña oración y propagarla para que sean miles las personas y familias que comiencen a hacerlo con devoción, es lo que le pedimos con todo empeño.
Ayúdeme a difundir esta devoción repartiendo muchas estampas y hablando de ella a todos sus conocidos. ¿Quién sabe si conseguimos medios para difundir esta iniciativa en grandes diarios nacionales o que Vd. obtenga que sea encartada en alguna revista o periódico de su localidad o parroquia?
Estimado/a lector/a, sobre todo, comience hoy mismo a rezar fervorosa y diariamente a la Madre del Buen Consejo la oración pidiendo vocaciones.
Le saluda cordialmente,
Fernando Larrain Bustamante
Presidente del Instituto Familia y Vida – S.O.S. Familia
PS. Recuerde nuestra petición: rezar diariamente la oración por las vocaciones y conseguir otras personas que lo hagan, difundir las estampas y la excelencia de esta iniciativa, conseguir que ella sea encartada en alguna publicación y, si puede, colaborar económicamente para financiar los gastos. Dios se lo pague.